Días 7 y 8: Las Vegas y vuelos a Madrid

Último día de viaje, y para no cambiar, el despertador sonó a las 7’30, duchas, cerramos maletas y fuimos a dejarlas en la consigna.

Luego al HOTEL EXCALIBUR a desayunar, la opción del Krispy Kreme (tipo Dunkin Donuts) siempre apetece, salimos por pareja a 17 $.

Desde allí mismo pedimos un Uber (16’77 $, a este tampoco le dimos propina) para ir al famoso cartel WELCOME TO FABULOUS LAS VEGAS, había gente, pero no mucha; allí había un tío que era como el “fotógrafo oficial”, que por unos pocos $ te hacía las fotos, al principio no nos parecía bien, pero bueno así íbamos a tener una de los cuatro juntos, y además nos hizo hacer un montón de variantes, así que al final salimos encantados.

Un bonito recuerdo del día de los enamorados

Allí mismo pedimos un Uber (31’25 $ propina incluida) al VENETIAN, nos recogió un Suburban muy curioso, llevaba los asientos de cara. Este hotel me encanta, es mi favorito, con esos canales, esos puentes, ese cielo azul; todo con mucho detalle.

A esas horas, nos apetecía disfrutar de un rato de tranquilidad con una cervecita bien fresquita, para ir despidiéndonos de Las Vegas, así que pedimos un Uber (18’77 $ propina incluida) para ir al HOTEL PARIS, allí se encuentra Beer Park, una terraza con vistas al Strip y frente al Hotel Bellagio. El día era soleado y con muy buena temperatura, aquí pasamos un rato muy agradable, decir que cada cerveza valía unos 12’50 $ (contando la propina), bastante bien de precio para esta ciudad y sobre todo para las vistas que tienes.

Cruzamos el Strip y fuimos andando al HOTEL BELLAGIO, y desde las pasarelas vimos una panorámica del Hotel París, que no habíamos visto.

Habíamos quedado casi todo el grupo para comer juntos en The Buffet at Bellagio, la verdad que esperábamos algo más, y más teniendo en cuenta el precio (54 $ impuestos incluidos), pero bueno pasamos un rato agradable con la gente, y comimos cosas que ya echábamos de menos como ensalada, pasta, pizza, salmón. Eso sí, el hotel muy bonito y muy lujoso.

Al salir vimos las famosas fuentes, desde una panorámica que no habíamos visto nunca, con el Hotel Paris al fondo; me gusta más verlas desde el Strip, con el Hotel Bellagio al fondo.

Luego como no teníamos prisa, regresamos tranquilamente al Hotel Luxor, paseando es media hora más o menos, y todavía hicimos alguna foto más.

Una vez en el hotel, pasamos el tiempo rellenando el formulario de SpTH que era obligatorio para volver a España (creo recordar que había que subir el pasaporte y el certificado de vacunación); muy entretenido, a unos les iba bien la app, a otros la web, vamos, que no nos aburrimos.

Algo antes de las 5 recogimos las maletas de la consigna y al bus, tuvimos que esperar una media hora, porque a alguien del grupo le habían extraviado una bolsa en la consigna (que finalmente encontraron), y otro del grupo había perdido la cartera en un Uber y se la están llevando al hotel. De camino al Aeropuerto vimos atardecer.

Al facturar sólo nos dieron la tarjeta de embarque hasta Londres, nos dijeron que o bien por la app, o una vez allí, tendríamos la del vuelo a Madrid. Luego a pasar el control (donde mi maleta de mano fue revisada por unos caramelos), y ya nos fuimos hacia nuestra puerta de embarque, que se encontraba en uno de los extremos, y no había nada más que una tienda. Se nos pasó el tiempo volando, intentando sacar la tarjeta de embarque en la app de Iberia, no lo consiguió prácticamente nadie.

Embarcamos con algo de retraso, pero fue muy muy rápido, y salimos bastante puntuales a las 20’45, por delante teníamos unas 10 horas de vuelo. Al poco de subir nos dieron un zumo (aunque la mayoría ya estaban dormidos), más tarde la cena, y ya al rato a dormir; casi llegando a Londres nos dieron el desayuno, que fue un sándwich frío. Al final, entre que el vuelo fue de noche, que duró algo menos de lo previsto, y que descansamos bien, se nos hizo mucho más llevadero que a la ida.

Llegamos al Aeropuerto de Londres-Heathrow alrededor de las 14’00, media hora antes de lo previsto más o menos; el tiempo estaba lluvioso, y fuimos directos a por las tarjetas de embarque a la Terminal A. Luego volvimos a pasar el control de seguridad y regresamos otra vez con el trenecito a la Terminal C (la que habíamos llegado). Una vez en nuestra puerta, vimos que era una zona que no había ni un bar, sólo un kiosco, pero tampoco había hambre (para volver a la zona central había que coger el trenecito). Tarde aburrida, pero aguantamos sin dormirnos, embarque por grupos muy ordenado, y aunque el vuelo era de Iberia, el avión era de Level.

Bastante puntual, a las 18’45 salió nuestro vuelo destino Madrid, poco nos enteramos de este vuelo, al poco de despegar ya estábamos la mayoría durmiendo; y sobre las 22’00 llegábamos a Madrid. Al bajar del avión trenecito, control del QR que nos había generado la aplicación o web de SpTH (lo de la vacunación que rellenamos en el hotel antes de salir de Las Vegas), esperar maletas (algunas se hicieron de rogar, pero llegaron todas), despedidas, y a la zona Uber.

Como era de esperar el Uber al centro, iba a ser caro y así fue, nos costó 92 € (pero a repartir entre cinco), apenas le dejamos propina, no conducía muy allá y hasta se perdió, y eso que llevaba GPS.

Para la vuelta habíamos elegido Sleep'n Atocha, un hotelito moderno y funcional, muy cerca de la estación de Atocha que era lo que buscábamos, hicimos el check-in y subimos a dejar las cosas (literalmente, abrir la puerta y dejar maletas). Preguntamos en recepción, sitios para cenar que pudieran estar abiertos, y nos indicaron un par.

El primero estaba cerrado, pero en el segundo, Oven Mozzarella, sí que pudimos cenar, nos avisaron que la cocina la cerraban en un momento, así que pedimos rápidamente, un entrante llamado “La Tavola” que llevaba un surtido de fiambres y quesos, y luego una pizza cada uno, nos sirvieron muy rápido, y cenamos muy bien. Con el entrante, las pizzas y las cervezas, salimos por pareja a 40 €.

Y nuevamente tras otro día de más de 24 horas, nos fuimos a dormir; ya tocaba.